Recuerdo aquel día que vi a Charles por primera vez, en el Instituto de Neurociencias de Stanford, parecía una persona tan tranquila, callada e incluso tímida, pero cuando comenzó su clase de "Danza para Recordad, para mejorar tu memoria" para personas con demencia y alzheimer, todo fue sabor y diversión y me encantó. Recuerdo nuestra primera cita en el karaoke, antes de salir mi tío abuelo le pidió como requisito a Charles cantar una canción para probar sus dotes como cantante y así poder salir conmigo. Recuerdo que mi tío cantó una canción romántica de esas viejitas, después Charles cantó la canción de "Lights" de Journey" y luego yo de "Con los años que me quedan" de Gloria Estefan. Sin embargo, puedo decir que nuestra historia de amor comenzó en ese viaje a Shasta, rumbo a la montaña. Yo pensaba que ese sería mi último viaje ya que físicamente no me sentía nada bien. Y ¡bumb!, son de esos viajes que uno regresa renovado, motivado y me enamoré de él.

Poco tiempo después nos hicimos novios, después conocí a su familia. Vinieron la cena de acción de gracias, Navidad, después nuestra fiesta de compromiso donde mi familia conoció a la familia de Charles, vinieron familiares de México y de varios estados. Fue una convivencia única, divertida y saludable. Definitivamente mi Honey es la promesa de Dios en mi vida. ¡Te amo Honito!

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